domingo, 16 de marzo de 2014

Lobos



Es la vida del lobo,
siempre soñando con la legendaria estepa,
con la nieve besándole las pezuñas.
Así somos los lobos,
siempre llamando al plenilunio
con la arista del aullido.

Nosotros no lloramos
con humanas lágrimas,
no nos sorprende el llanto
sumidos en la miseria de la hambruna,
lloramos esquirlas de estrellas,
se mecen en nuestras cuencas
y se desprenden como pavesas de plata,
con esa estructura cristalina y geométrica
del campo de la nieve.

Es la vida del lobo,
tragarse el llanto muy dentro
y no emitir ni gemido,
si acaso leve resuello.
Siempre soñando con atardeceres bellos,
con la brisa erizando el silvestre pelaje,
con la senda agreste y el escarpado risco.

Es la vida del lobo,
solitaria y ansiosa de congéneres,
deglutiendo la saliva de un penar
cada vez más adentro.
Así somos los lobos,
emboscando la sombra
en la oculta cara lunar,
y siempre, siempre,
con ojos lacrimosos de estrellas.


Mayte Dalianegra.


Así somos los lobos...

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