Ojalá
una estrella fugaz
me conceda ser
por un día
el café
que con ansias tomas,
que calienta tu alma
y
da ingenio a tu ser.
El café que
te despierta y
enciende
y
tus labios veneran.
El café que
baña tu lengua,
aromatiza a tu boca,
te hace escribir
y te pone como loco.
Quisiera ser café,
y entrar en ti.
Ser tu café
y día a día
me necesites y
te acuerdes de mí.
ALBERTO B.
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